LAS IMÁGENES DE LOS ANUNCIOS.
Si observamos los anuncios,
veremos que presentan una gran variedad. Aparece la mujer como mamá anunciando
desayunos nutritivos y camisas blancas, como ama de casa obsesionada por
las cualidades de detergentes y productos de limpieza, y como sex simbol,
poniendo boquita de corazón sobre una caja de bombones, disfrutando de un baño
de sales o flirteando en una playa.
La mujer puede resultar
misteriosa y provocativa en sus horas libres y pisar tierra firme con eficacia
y entrega en su papel de ama de casa.
Las mujeres están ahí para que los hombres las miren de abajo arriba y de
arriba abajo. Muchos hombres se consideran protectores de las mujeres, pero, en
la vida cotidiana, lo normal es que las mujeres cuiden de los hombres.
A la mujer se la estimula para
parecer hermosa y sexy, o a hacer esfuerzos considerables para conseguirlo, si
no es ella algo natural. Por encima de todo, se contempla a la mujer como
alguien que necesita un hombre. Muchos de nuestros anuncios están destinados a
convencer a la mujer de que debe hacerse atractiva para el hombre.
Sin embargo, una vez se
convierte en esposa y madre esa imagen se transforma en dulce, hogareña y
obediente. La mujer ya no busca la atracción sensual con la que presumiblemente
pescó a su marido; ahora dirige sus energías a la limpieza y a la nutrición.
Una esposa, según los anuncios, no es fascinante y turbadora sino la sencilla y
amable constructora del nido.
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